No recibir suficiente cariño en la infancia, o que ese niño/a haya tenido la percepción esa, provoca heridas que quedan abiertas durante toda la vida.
Podemos seguir esperando que nuestros padres acudan a rescatarnos para sanarnos, o empezar a tomar las riendas de nuestra vida para avanzar y evolucionar por nosotros mismos, porque nuestros padres no van a cambiar de repente.
La única persona que sí puede ayudarnos a sanar, somos nosotros mismos.
Conectar con el pasado.
Ya como adultos podemos conectar con el pasado para sanarlo definitivamente. Nadie mejor que uno mismo para empatizar y conocer lo que sucede a ese niño/a y los sentimientos y emociones que experimentó.
De esa manera podemos sacar a la luz la verdad, expresar sin miedo ni vergüenza los recuerdos o las malas experiencias de esa infancia y que, sin duda alguna y aunque no lo parezca, te siguen afectando a día de hoy.
Las emociones que se guardaron de ese pasado, a pesar que no nos percatamos, nos siguen afectando en el presente.
No debe uno dudar, ni pensar que está exagerando, cuando los recuerdos de la infancia (o incluso adolescencia), donde muy probablemente se trataron por nuestros adultos como situaciones donde se restaron importancia, son las mismas emociones que ahora están afectando a situaciones de tu presente.
Pregúntate como te sentías cuando te castigaban, te insultaban o no lograbas superar una situación. Tal vez sentías miedos, frustración, rabia o tristeza.
Pregúntate ahora como te sientes cuando no logras algo, como actúas si crees que las personas no te respectan lo que deben respetarte o como te sientes cuando en el trabajo no gusta lo que haces.
Comunicar con tu niño/a interior.
Quizás no tuvimos a nadie de niños que nos protegiese o nos preguntara como nos sentíamos. Ahora podemos ser nosotros mismos quienes nos ayudemos a expresar y poner encima de la mesa los recuerdos negativos que tuvimos que reprimir.
Empezar a conectar con tu interior y escucharte, hará que puedas comunicar con ese niño/a y saber que piensa, mostrándote lo que urge sanar.
Necesitas que tu, como adulto, confíe en ti, de esa manera, y a través de esa comunicación, liberarás esa represión, conectando contigo de nuevo.
Debemos lograr comunicar de nuevo con nuestro niño interior, para conseguir sacar a la luz toda la verdad.
BIBLIOGRAFIA.
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